Cabo Vilán: historia, naturaleza y tragedias en un faro pionero

Es el primer faro electrificado de España y uno de los enclaves más destacados del ‘Camiño dos Faros’ que une Malpica con Fisterra por los acantilados de A Costa da Morte. Cabo Vilán fue declarado en 1933 Sitio Natural de Interés Nacional y está situado a cinco kilómetros de Camariñas, en un entorno de gran valor paisajístico y medioambiental. Su faro tiene una gran importancia debido a la peligrosidad de su costa. Está construido en cantería y se erige sobre un saliente de 130 metros de altura sobre el nivel del mar y lanza dos destellos blancos cada 15 segundos, visibles a 60 millas (97 km). La construcción se encuentra distribuida en diferentes estancias y alturas, de forma que se adapta a la orografía del terreno: la vivienda está separada de la linterna y comunicada por un túnel cubierto que llega hasta la torre, de 25 metros de altura, a través de 250 escaleras.

La tragedia del buque británico HMS Serpent en 1890, naufragio en el que murieron 172 personas, y de otros barcos naufragados en sus costas obligaron a las autoridades a tomar medidas por la deficiente iluminación de la zona. En 1896, se inauguró este primer faro con energía eléctrica en sustitución al anterior, un faro a vapor que data de 1854 y del que todavía hoy se conservan los restos.

Museo del Faro del Cabo Vilán

El museo situado en el Faro Vilán divulga información de la historia de los naufragios y del faro a través de proyecciones en vídeo, piezas reales, fotografías y paneles con visores. Además, en el Centro de Interpretación de los Naufragios de A Costa da Morte puedes ver una simulación de un recorrido por el interior de la torre del faro hasta la linterna. Los visitantes también disponen de una cafetería.

La sala de exposiciones del Faro Vilán alberga programación a lo largo de todo el año. A partir del 1 de mayo, acoge un proyecto de colaboración con la galería de arte contemporánea Manolo Eirin y el Atelier du Hezo, un taller-galería de arte de la Bretaña francesa dirigido por François Jeune. La exposición toma como referencia el texto de Roger Brunet ‘El sentido de la distancia’ para desarrollar un proyecto multidisciplinar de encuentro, diálogo y promoción de artistas de cada territorio.