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ENTREVISTA

Scaloni: "De poco valen ahora los reproches, hay que tirar todos juntos para adelante"

Exjugador del Dépor y técnico ayudante de la selección argentina de fútbol, repasa su etapa en A Coruña y manda un mensaje al deportivismo

Scaloni: "De poco valen ahora los reproches, hay que tirar todos juntos para adelante"eduardo vicente

Hace 20 años Lionel Scaloni llegaba a un Dépor que también lo pasaba mal. Nunca imaginó todo lo que viviría en A Coruña ni que en 2018 acudiría a un Mundial como técnico de Argentina. Repasa cómo fueron aquellos días, cómo son sus primeros pasos en los banquillos y en tiempos difíciles manda un mensaje al deportivismo, sin querer ahondar en la situación del club por respeto al equipo y a la institución.

-Dejó el fútbol en 2015 y en meses irá a Rusia. ¿Rápido, no?

-Llevo dos años, parece que son muchos más, como si nunca me hubiese ido. En 2016 me marché a Sevilla y fue productivo, intenso e interesante; aprendí. Ahora me puse con el curso de técnico y si va todo bien, en un futuro espero entrenar. Cuanto antes se meta un exjugador, mejor. Siempre en el ruedo, atento. Lo hice rápido y empecé con gente importante. Ya en el futuro espero hacerme mi camino, pero por ahora estoy bien así. Tenemos contrato hasta el Mundial de Qatar.

-¿Le influyó su etapa en Italia?

-Muchísimo. En lo táctico y estratégico... Te puede gustar o no, te puede parecer vistoso o no, pero te marca. Tal y como se juega hoy pasa mucho por eso. Haber estado siete años allí, sumado a que siempre fui un fanático, me ha enriquecido.

-¿Nace de la noche a la mañana el afán por entrenar?

-No, ya dentro del campo siempre me gustó saber el por qué de las cosas. Hay veces que los entrenadores te mandan a hacer algo y por el hecho de que lo dicen, tú lo haces y después te olvidas. A mí me gustaba saber la razón, recordar que en aquel partido hicimos aquello porque el rival atacaba con tres o dos. Soy de los que se lo guardaban para intentar utilizarlo en un futuro.

-¿Cree que los futbolistas de hoy no tienen ya esa ansia?

-No estoy de acuerdo. Ahora son más profesionales, aunque parezca mentira. Lo son porque están obligados. Sacando al Barça, hoy la diferencia entre el segundo y el décimo octavo es mínima. El fútbol se ha igualado y hace que tengan que cuidarse, que deban vivir para su trabajo... Otra cosa es que salen en redes sociales, que es todo muy mediático. A lo mejor eso quita un poco lo bonito, pero hoy tienen que vivir para su profesión porque es todo tan competitivo que si no lo hacen, les cuesta el doble. Antes el Dépor de nuestra época ganaba, ganaba y ganaba porque eran muy pocos los que le podían doblegar.

-¿Cómo es un vestuario vivido desde el otro lado?

-No tiene que nada que ver. Yo no cambio ser entrenador por ser futbolista, que es lo más lindo del mundo. Pero siempre hay un después y qué mejor que estar cerca del jugador. Hay muchísimas cosas que uno, cuando es futbolista, no se da cuenta. El jugador se entrena, termina sus cosas y se va para casa. El técnico analiza qué se hizo, prepara... Y al equivocarte la responsabilidad es máxima. Se aprende mucho, también es lo bonito que tiene.

-¿No cree que Argentina solo puede ir a un Mundial a ganar?

-Donde vaya siempre va tener la presión de que tiene que hacer un gran papel. Es inevitable, hay que convivir con eso. Y si se le suma que tenemos al mejor, es difícil decir que Argentina no tiene que ir a llevárselo. Pero hay muchos rivales, selecciones fuertes; esperemos llegar de la mejor manera.

-¿Cómo era el Lionel que llegó a A Coruña hace veinte años?

-Estuve a un paso de ir al Milan, todos me decían que me fuera a Italia, pero con mi familia decidimos venir al Dépor por muchas razones. Una de ellas era el idioma y otra, que nos decían que en Galicia nos iban a tratar muy bien. Tenía 19 años, acababa de nacer mi hermanita y mis padres se tenían que quedar. Estábamos obligados a venir solos y éramos unos críos, por eso la decisión de venir a una ciudad así, donde la gente fuese cercana. Era una decisión de familia, no solo económica y futbolística. Allí terminé de hacerme como persona.

-¿Lo que más le llena es haber calado en la gente?

-Cuando uno está ahí se da cuenta del cariño, nunca de la magnitud real. Lamentablemente no pude tener la despedida que hubiera querido, pero pasa el tiempo, vuelves y notas el afecto y te das cuenta de que has dejado algo. Eso es lo mejor que te puede pasar, más allá de ganar o no. Haber dejado algo. Que mi hijo, cuando fuimos a al derbi benéfico, me haya visto entrar al campo. Tenía 5 años y me preguntaba por qué la gente me saludaba. Cosas que llenan, lo otro es secundario.

-En los malos momentos, la gente se acuerda de jugadores como usted, que sienten la camiseta, que les representan...

-Era mi manera de jugar. Siempre he hecho lo mismo. En el Dépor, al jugar tantos años, la gente se ha sentido identificada. Ningún jugador de fútbol quiere perder, pero algunos son más fríos. Nunca me ha pesado la presión, siempre he dicho que no existe. En los mejores momentos juega todo el mundo, en los malos es cuando realmente se necesita a la persona. Yo siempre he estado para lo que sea: jugar, no jugar, estar fuera y acompañar. Eso es lo que cuenta en el fútbol de antes, en el de ahora y en el de mañana.

-El Dépor al que usted llegó tampoco estaba muy boyante...

-Estaba a un par de puntos del descenso. Habían hecho un buen equipo, pero la marcha de Rivaldo... Llegamos en diciembre con una situación complicada, no catastrófica, y acabamos en mitad de tabla.

-¿Sufre viendo al Dépor así?

-Claro. Son momentos difíciles, para estar todos juntos. La afición responderá, no tengo duda. Cuando llegue el momento y si sale todo mal, ya se verá. Ahora, que los jugadores sientan que están con ellos, así será más fácil. Está en una posición incómoda, pero es cuando se ven a los jugadores y el Dépor los tiene de experiencia, que pueden tirar del carro. Lo importante es que la afición esté detrás. Siempre lo está, pero en este momento mucho más. Es lo que quiero y espero.

-Más allá de filias y fobias...

-Yo, hincha del Dépor, si tengo que ir a la cancha, estoy 90 minutos apoyando. No hay otra, es que no hay otra. Más allá de que pueda gustar o no un futbolista o la forma de jugar o no, el deber de un hincha es apoyar. Que ya lo hace siempre la afición del Dépor, pero que lo tiene que hacer aún más. ¿Por qué? Porque es un aliciente más para el jugador y le ayudará a ganar y salir de ahí. De poco valen los reproches ahora, hay que tirar todos juntos para adelante y que el Deportivo se quede en Primera. El año que viene ya se verá lo que hay que hacer.

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